~ ¿Se cuenta un amor de verano?


En 100 palabras.
Gracias.

6 comentarios:

  1. Morro de Sao Paulo, 2006

    Se llamaba vanina, morena, 18, atendía una heladera de aguas minerales con sus primos en una fiesta en la playa.
    En algún momento nos pusimos a bailar y charlar más con los gestos y las sonrisas que con mi limitadísimo portuñol.
    Cuando el cielo empezó a ponerse azul, los primos volcaron el agua que quedaba de los cubitos y le hicieron seña de irse.
    Eligió quedarse, conmigo, todo el día siguiente.
    Nos lo pasamos en mi cuartucho de posada, fumando y cogiendo. Me gustaba hacerla reír por el placer de su risa.
    No tenía mail, y sabía que ya no nos veíamos más. Antes de volver con su familia en una isla vecina, me dejó un collar de semillas que todavía tengo.
    Belé, si um dia improvavel voçe pode ler isto: beijinhos.

    ResponderBorrar
  2. Estuvimos anteayer en el campo de tu padre. Llegamos pasado el mediodía en el auto de Bruno, vos me contabas -a los gritos- sobre aquellos veranos en familia mientras en primera, cruzábamos la tranquera y minutos más tarde, tu relato se entrecortaba cuando el Audi frenaba su marcha. Allí estaba tu padre agitando el brazo delante del casco de estancia. Pletórico y servicial como acostumbra ser, había ordenado el armado una mesa larguísima en una pequeña galería con barrotes al estilo greco romano e impecable loza fina color mora debajo de nuestros pies. Sobre el blanquísimo mantel brillaban las calas y la platería y la cerámica blanca y pesada y los sendos cristales; era fácil enceguecerse. El acto continuo en perfecto orden: la presentación ejemplar, la brisa de marzo, la breve intervención del comisse, la burla sutil, el cordero y sus naranjos, tu progenito anfitrión, el aroma del Pinot Noir, el servicio, los intervalos, el entremesse, las almendras blancas, el discurso de un curador, todo en perfecto orden, hasta las pequeñas verdades y galantería; tu padre describiendo al himen como si enseñara a su harén de infieles soñadoras a catar cepas jóvenes, y tu madre, estoica y apenas sonriente ordenando a la criada con su mano lánguida la hora de los dulces. Luego de la creme brule de cerezos el brindis, los múltipes agradecimientos a tu padre.
    Cuando la formalidad mermó huí, y por supuesto te arranque. Ya en la lejanía de la plena arboleda, levante tu vestidito floreado mientras te recostaba en el borde de una glorieta. Te pareció desubicado de mi parte y a mi me pareció desubicada tu mesurada actitud. Coincidimos.
    Dormí un rato a la sombra de un parral y desperté cuando gritaste porque viste un gusano caer en mi hombro. Te dije somnoliento que era mi mascota, que podía repetir tu nombre y como en todo el findesemana no te arranque una puta sonrisa. Aun recuerdo cuando atravesé el perfecto silencio del almuerzo diciéndole a tu madre que antes de comprarme un auto me compraría un sitar, que me llevaría más lejos...

    ResponderBorrar
  3. No esperaba nada de nada, es decir, hacía mucho que la palabra Esperanza no formaba parte de mi vocabulario...Y justamente ese día, cuando estaba escribiendo sobre el tema, justo ese día me pediste que saliéramos, sin importar horarios ni distancias, ni diferencias. No sé cómo lograste que te dijera que sí...y fue lo mejor que pude haber hecho. Decir que sí... A vos y la esperanza nuevamente.

    No me olvido más...Era Navidad...

    ResponderBorrar
  4. Compartimos 20 días entre risas y juegos hacia fines del Verano del '07. Por mi parte, hacía tiempo que había olvidado lo que significa jugar y divertirse de manera tan pura y dulce. Sin pedir permiso me llevó de viaje a mi infancia y pude volver a ser chiquitita (aunque sea de a ratos). Llegó el día de la despedida: "quiero que te quedes acá para siempre", fueron sus palabras, tan simples! y si supiera lo feliz que me hizo!!!. Pero no lo sabe: mi tarea estaba más que cumplida. En ese momento él tenía 5 y yo 32. Se llama Tommy, es mi sobrino, el más lindo del universo, el que me dijo la frase más linda del universo.
    Valía amor sobrino-tía para la consigna? bueno...eso! y que en definitiva, no es necesario tanto.
    Gi

    ResponderBorrar
  5. 16 y 17 riman... no, claro, a-rriman.

    tener dos idiomas diferentes?

    tener un par de ojos castaños como de miel y caoba?

    un cabello recogido en rodete y un cuello blanco sobre el pulóver.

    y una coqueteria maravillosa.

    una noche, en pijama, ella introdujo su lengua en mi boca como si me diera su aliento.

    decir que yo tenía dieciséis y un carácter sinónimo de timidez y mala educación.

    qué bueno fue mucho tiempo después saberte parte de mis recuerdos!

    saber que atravesaste mi egoísmo y mi cerrazón, como un gaucho arrea ganado en medio de la noche para evitar la tormenta!

    ResponderBorrar
  6. Mis amores de verano fueron en invierno.
    Con un portugués en Jujuy.
    Con un famoso boxeador en Salta.
    Con un brazuca en Córdoba.
    Y así...

    Anita

    ResponderBorrar